Ejercicio físico supervisado
El pronóstico de la mayoría de los tumores está mejorando, aunque la supervivencia no está libre de las secuelas de la enfermedad, de los tratamientos recibidos y de factores de carácter ambiental (alimentación inadecuada, sedentarismo) que repercuten en nuestra salud y la calidad de vida.
El ejercicio físico supervisado es una herramienta segura que podemos utilizar antes, durante o después de los tratamientos y que tiene un impacto positivo tanto a nivel físico como psicológico.
La mayor parte de la evidencia científica proviene de estudios llevados a cabo en pacientes con cáncer de mama, colon o próstata y muestran múltiples beneficios en diferentes esferas de salud.
Entre estos beneficios destacan:
- Cardiovascular: aumento de masa muscular, aumento de fuerza y resistencia, disminución de factores de riesgo cardiovascular.
- Tolerancia a los tratamientos: fatiga crónica, dolores articulares.
- Psicosocial: mejoría de la concentración, calidad del sueño.
- Oncológico: disminución del riesgo de recaída.
Por todo ello, ASCO1 (American Society for Clinical Oncology), ACSM2 (American College of Sports Medicine) o SEOM3 (Sociedad Española de Oncología Médica) ya recomiendan al menos:
- 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada o 75 minutos de ejercicio de alta intensidad por semana.
- 2 ó 3 sesiones de ejercicio de resistencia que incluyan los principales grupos musculares.
Tu forma física puede variar a lo largo del proceso, por ello es importante que el ejercicio sea individualizado y supervisado por un equipo multidisciplinar.
- Carolyn D. Runowicz, American Cancer Society/American Society of Clinical Oncology Breast Cancer Survivorship Care Guideline. Journal of Clinical Oncology (2016).
- Campbell, KL, Exercise guidelines for Cancer Survivors, Medicine & Exercise in Sports & Science (2019).
- Barnadas A., Recomendaciones para el seguimiento de las mujeres supervivientes de cáncer de mama (2017).