Blog

Noticias buenas y no tan buenas

Noticias buenas y no tan buenas
El sitio de las im-pacientes

Noticias buenas y no tan buenas

“Tropecé de nuevo y con la misma piedra”

Estas semanas me he llevado un, otro, buen revolcón (no de esos, mentes sucias). Mi bicho que estaba aletargado, decidió despertar con energías renovadas.  Lo que iba a ser un cambio de tratamiento organizado y tranquilo, pasó a ser una gyncana de analíticas, perrerías y nervios infinitos. Tan infinitos como mi gratitud a mis médicos (ya tengo un Pablo!) que se coordinaron e hicieron posible que me miraran de arriba abajo en 4 días (y cuando digo 4, son 4) y llegáramos a tiempo.

Y pensaréis y pienso yo: con la de guantazos y meneos que llevas ¿No te terminas acostumbrando un poquito? pues NO, ya me gustaría. La angustia, las contracturas, la apatía, los fantasmas en fila india, el cansancio, la cabeza llena de algodón y el nudo en la garganta constante no me los quita nadie.

A la vez, me he dado cuenta de que voy teniendo mi Caja de herramientas (o callo) aunque no la emplee todo lo que debiera:

+Sé que es en estos momentos es cuando hay que aferrarse a lo que nos distrae, cada uno a lo suyo: Caminar, respirar, hacer calceta, cocinar, ver a mis amigos ahora que nos dejan, series, leer… salir del modo croqueta, en definitiva. Supone un esfuerzo titánico que merece la pena.

+Darme permiso para estar cansada y descansar, aunque “no haya hecho nada”. La cabeza a 1000 revoluciones es agotadora y no para ni de noche. Especialmente de noche.

+Hacer equipo. Qué importante es el equipo. Del mío os he hablado mucho, es un ejército perfectamente coordinado. Son mis manos y mi cabeza cuando esta se embota y no da una. Yo estaba paralizada, girando como una peonza del Tac al Electro, pero a mi alrededor todo seguía funcionando (Y mis princesas llevando a tiempo toda la parafernalia que exige el fin de curso. Birrete y disfraz de romana incluidos)

+También he aprendido que tiene fin: El momento en el que me confirman que “empezamos el viernes”.

Pero ¿sabéis? A los 5 días, ni uno más ni uno menos y después de pasar por todos los registros (de lo más parecido a una resaca monumental a ponerme a llorar por la calle) me encontré con una amiga, me llamó otra y el nudo se empezó a deshacer. Los fantasmas marcharon cada uno a su castillo, la nube de algodón se fue disipando, volví a entrenar, a pensar con relativa claridad y me fui de compras. Como si fuera un muelle.

Siempre pido a Almudena Psicóloga que saque la bola de cristal y me diga “cuánto va a durar esta vez”, sé que me pone un par de días de más y siempre acierta. Me dice y me repite que el proceso oncológico es un continuo proceso de adaptación a situaciones cambiantes (a veces buenas, a veces no tan buenas) y por eso aparecen síntomas de ansiedad y tristeza. Pensándolo bien, es lo normal ante cualquier cambio. Ser Impaciente no es tan distinto.

Y es ahí cuando pienso que a lo mejor sí que he aprendido algo: que a las malas noticias no es posible acostumbrarse, pero sí hacer todo lo posible por que no nos ocupen el 100% de nuestro espacio vital y mental (y no apetece NADA. Yo quería sentirme desgraciada y en pijama, a ser posible) Y creo que menos mal, porque…qué mala cosa sería acostumbrarse a algo tan feo, ¿No?

Pide cita

  1. Pide cita llamando al
    661 88 94 18 - 912 878 564.
  2. Nuestros profesionales te asistirán en tu consulta y realizarán una valoración clínica.
  3. Te aconsejaremos sobre nuestros programas y planes.