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¿Por qué me duelen hasta las pestañas antes de un tac?

¿Por qué me duelen hasta las pestañas antes de un tac?
El sitio de las im-pacientes

¿Por qué me duelen hasta las pestañas antes de un tac?

“Me duelen las piernas, me duelen los brazos, me duelen los ojos, me duelen las manos”

Mira que me han hecho pruebas de todos los tamaños y colores, que me analizan casi cada semana, que ya casi no me pierdo en el hospital…Que ya debería estar acostumbrada ¿No? Pues no: 2 ó 3 días antes de una perrería sea de la dimensión que sea, empieza a dolerme “todo lo que se llama Matilde” que diría mi abuela que se llamaba como yo. O yo como ella.

Y no, no es nada tranquilizador que te duela el hígado (órgano que no sabía dónde estaba hasta que me hicieron la biopsia) y/o todos los huesos del cuerpo (esos más o menos) cuando estás esperando un resultado.

En cuanto soy consciente de que pasado mañana me toca, algo afloja. Prometo que ha habido revisiones que han saltado en la agenda después de empezar a notar un dolor sospechoso.

Y aunque reconozco tengo la tentación de:
1. Seguir escaneándome y
2. Reafirmarme en que algo va mal y así
3. Poder regodearme y rebozarme cual croqueta…

… SÉ QUE NO ME AYUDO NADA.

¿Cómo salgo de ahí? Lo primero dándome cuenta, no es fácil. A mí me duelen las piernas como si hubiera corrido una maratón. Después del susto inicial y de cojear un rato, caigo del guindo.
Cuando no había pandemias trabajaba, quedaba con amigos, iba a ver tiendas, al gimnasio,  al parque, aunque lo odio, o a clase de yoga.
Ahora pandemia-mediante  respiro, rezo rosarios, planifico viajes, cojo un libro que no pueda dejar (he devorado la trilogía del Baztán; la de Carmen Mola; a Juan Gómez Jurado, sus libros se entiende) tiro un armario abajo, friego la cocina a fondo, si mis princesas me lo permiten veo  una serie, cuando nos dejan paseo con alguien y no cocino porque me aburre mortalmente.

Ojo, no siempre lo consigo, pero saber que “es normal“ me ayuda a no hacerme demasiado caso.

 

ALMUDENA NARVÁEZ, PSICOONCÓLOGA DE ONCARE:

El cuerpo y la mente tienen memoria. Ante pruebas médicas y/o resultados es normal que aparezcan síntomas, dolores…que notemos más el cuerpo. El miedo a los resultados tiene ese efecto y al centrar la atención en esa zona (consciente o inconscientemente) hace que duela más, que lo notemos más. Es simplemente un proceso atencional

Como comenta Matilde, el primer paso es darse cuenta de que, a la vuelta de la esquina, hay una consulta médica y que los dolores que ahora sientes, son normales. Una vez que somos conscientes y lo normalizamos, tenemos que intentar poner en marcha estrategias que alivien el dolor y el miedo.

La atención es un almacén limitado, por lo que tenemos que ganar espacio para otras cosas que no sean sensaciones físicas de dolor:

  1. Empezaría, siempre, por realizar unos minutos de respiración abdominal. Es sencillo. Consiste en coger aire por la nariz muy muy despacio y soltarlo por la boca, notando como el aire llega hasta el abdomen y el oxígeno se reparte por todo el cuerpo. Esto permitirá que tu cuerpo se relaje.

2.Una vez hecho esto, tenemos que realizar actividades distractoras, lo que conocemos como DISTRACCIÓN COGNITIVA. De tal manera, que en ese almacén llamado atención no quede espacio para el dolor. Cada uno debe decidir lo que le viene bien: Leer, alguna manualidad, salir a dar un paseo fijándote en todos los detalles que te rodean, quedar con alguien que te distraiga y te haga sentir bien, etc.

De esta manera comprobarás que los dolores poco o nada tienen que ver con la enfermedad sino con el miedo, que hace que nuestra atención maximice las sensaciones corporales.

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